El proceso olfativo está muy influido por factores emocionales. Los olores tienen una importante función de señalización entre los individuos y la memoria duradera, lo que permite a una persona recordarlos incluso años después.

Gracias a estudios universitarios realizados por el Instituto Ludwig Boltzmann de Topografía Funcional del Cerebro de Viena, se comprobó que, gracias a aromas específicos, el aumento de las ventas de las tiendas que participaban en la investigación científica era hasta un 60% superior al de las que no utilizaban aromas. Además, la productividad del personal aumentó hasta un 25% más que cuando no se utilizaron las fragancias.